sábado, 6 de julio de 2013

A los que son xenófobos en nombre de Odín

Una de las mayores desgracias de este siglo, supuestamente tan avanzado, es que aún no se ha conseguido eliminar el racismo y, peor aún, que aún se toleran partidos e ideologías con una gran carga racista como los nacional-socialistas o fascistas.

Aunque el racismo se da en individuos de todas las razas, y se ha dado en todas las épocas, se empieza a mostrar como un rasgo identitario de un grupo o como doctrina en el siglo XIX, cuando empiezan a surgir los nacionalismos románticos en Europa; y se termina de afianzar con el nacional-socialismo alemán que todos conocemos. Los otros movimientos fascistas estaban más movidos por motivos como el territorio, la historia clásica o símbolos nacionales, pero el odio a las otras razas es eminentemente nacional-socialista. Uno de los argumentos que servían para justificar el odio racial y la superioridad del hombre blanco era el de la raza "aria", en el cual profundizaremos adelante, y comprobaremos que es un absurdo.

Pese a que éste fue derrotado en 1945 y prohibido en su país de origen, la simiente y la ideología que creó nunca ha podido ser erradicada y ha llegado hasta nuestros días y se ha extendido a todos los países occidentales e incluso, como muestra algún que otro preocupante documento, hasta los países latinoamericanos.

A día de hoy, nos hallamos con un claro resurgir de la ideología nacional-socialista y otras con eminente carga racista (incluso el supuesto centro-derecha del PP) en toda Europa; como se  atestigua en los resultados electorales de partidos nazis o fascistas en Francia y Grecia, o simplemente conservadores, que ahora mismo gobiernan en la mayoría de países de Europa.

Éstas ideologías siempre surgen en grandes momentos de crisis, puesto que el odio al inmigrante, al extranjero, como culpable de la mala situación de la población en general es un pretexto muy bueno para las clases dirigentes que difuminan su responsabilidad y enfocan el malestar social en otros sectores más débiles.


No hace falta recordar que actualmente vivimos una profunda y larga crisis, pero que además está coincidiendo con una época en la que estamos recuperando del olvido las antiguas tradiciones paganas europeas, erradicadas, absorbidas y prohibidas por el cristianismo preponderante en Europa durante siglos; esto se conoce como neopaganismo.


Pese a que esto es un fenómeno mundial (por ejemplo en Egipto nos encontramos con el kemetismo, la continuación de la antigua religión egipcia), nosotros nos centraremos en la que los grupos neonazis suelen utilizar de inspiración para justificar su ideología o, simplemente, con la que se sienten identificados: el neopaganismo nórdico o Ásatrú (literalmente, "fiel a los dioses Aesir"[1]).


No sólo los nuevos racistas se sienten atraídos por la religión nórdica, si no que ya en la Alemania romántica del XIX nos encontramos con muchos ideólogos y artistas (el mismo Wagner) que se inspiraron en esta religión, y que la sacaron del olvido, para ensalzar los "valores alemanes", en contra posición al cristianismo o judaísmo. Por otro lado, quiero señalar que no todos los practicantes o creyentes de Ásatrú son racistas, ni mucho menos.

La principal justificación es, como ya he comentado antes, la creencia en la raza "aria". Ya el término nos habla de personas poco occidentales, puesto que su origen es el sánscrito, y era la autodenominación que se aplicaban las etnias de origen proto-indo-iranios[2]. De hecho, la esvástica es un símbolo relacionado con el sol que encontramos en budas y que representaba, parece ser, a Brahma, Vishnu y Siva[2], deidades hindúes.

Los historiadores siempre han tenido la sospecha de que Odín (Wotan en la tradición germánica, principal dios del panteón nórdico), fue una inclusión tardía en el panteón, pues su origen, historia y connotaciones místicas y religiosas tienen muchísima relación con estas religiones orientales; y que el dios principal hasta que se incluyó a Odín era Tyr, dios del valor y de las batallas.

Pero volviendo a la raza aria, para los nazis significaba la superioridad genética de los pueblos escandinavos y germánicos por encima del resto de etnias y razas. Pese a que conocían bien el origen oriental de la "raza", pues documentos gráficos nacional-socialistas de expediciones al Tíbet demuestran que estaban buscando su origen allí[2]; la propaganda de enaltecimiento se centraba únicamente en los germanos. 

Además, la creencia de que los hombres superiores eran los germanos y escandinavos no tiene un origen genético y ni tan siquiera de las tradiciones de esos pueblos, si no de la mitología griega. Los griegos denominaban "Hiperbórea"[3] a las tierras desconocidas al norte de Tracia (una región al este que se ubica entre las actuales Bulgaria, Grecia y Turquía)[4]. De los habitantes de esta región decían que eran dioses e inmortales, y los describían como rubios y altos. A partir de ahí, el esoterismo nacional-socialista, muy interesado en mover la propaganda de la raza aria, hizo el resto, y mezcló dos conceptos muy distintos.

Entonces, ya por un lado, tenemos que la raza aria o blanca es una ilusión, un concepto pseudocientífico explotado para convencer a la población de que se podían cometer atrocidades contra otros individuos porque no eran iguales, si no que era como matar a un animal. La deshumanización se puede lograr tanto repudiando y haciendo inferior a un sujeto, como haciendo creer superior a otro; y a partir de ahí, las normas morales que servirían para los iguales ya no valen.

Por otro lado, me gustaría señalar el poco criterio de adjudicar un carácter racista al pueblo vikingo.

Los vikingos eran consabidos marineros y guerreros, que por el contexto climático de su época se vieron obligados a salir de la península Escandinava a saquear y ocupar tierras más fértiles para sobrevivir. Pese a los demonios sedientos de sangre que nos pintan los textos cristianos, los vikingos también fueron grandes comerciantes que negociaron y trataron incluso con Bizancio y los árabes; de hecho, como anécdota, varios emperadores bizantinos tuvieron como escolta lo que se llamaba la "guardia varega" (varego significa en nórdico antiguo "vikingo sueco"[5]).

De hecho, si nos atenemos a la historia de la Época vikinga (793 - 1100 d.C.)[6], sus principales enemigos fueron los propios europeos a los que saquearon y atacaron durante esos tres siglos con especial saña o conquistaron y tomaron colonias como Dublín y Kiev. Sólo en contadas ocasiones tenemos registros de ataques a otras etnias, como pasó en Cádiz y Sevilla, que por aquél entonces estaban bajo el dominio de Al-Ándalus[6]. Sin embargo, muchos más numerosos y repetidos fueron los ataques contras las costas de Asturias y Galicia, haciendo especial hincapié en Santiago.

Por último, me gustaría hacer ver, desde el propio punto de vista religioso, la indecencia del racismo dentro del Ásatrú. 

El término científico del racismo es "xenofobia", que proviene del griego y significa, "temor al extranjero"[7]. El odio no viene si no del temor a perder un puesto hegemónico, a lo desconocido o, simplemente, de la incomprensión de la realidad.

Como ya dije antes, las clases dominantes en caso de peligro estimulan el odio hacia el extranjero para no perder su posición de poder, diciéndoles a los de abajo que los de afuera vienen a invadir y a quedarse con sus privilegios; como vemos, ambos grupos ven una pérdida de hegemonía, en ambos casos ficticia, una en origen y otra en veracidad. Por otro lado, la incultura de las clases más bajas (fomentada por las clases más altas), hace que no se conozca de forma real las costumbres y creencias de las personas de otros países o credos, lo que genera temor ante lo desconocido, normalmente desproporcionado y siempre esperando lo peor como atentados terroristas o bandas armadas. Y por último, la incomprensión de la realidad, de que el malestar de la sociedad proviene de la mala gestión, del robo y usura de los poderosos, y que los inmigrantes son simplemente otras víctimas más de los mismos u otros delincuentes, hace que la gente vea como posible que el inmigrante tenga la culpa de su pobreza.

Entonces, es el miedo el que genera el odio. Y eso en una religión como la Ásatrú es inconcebible, dónde sólo los valientes son legítimos y dignos seguidores de Tyr, hijos de Odín y podrán acceder al Valhalla. Los racistas no deben tener cabida entre los que adoran a los dioses vikingos.


Entonces, y en resumen, vemos que el racismo en nombre de los dioses paganos no tiene base ni genética, ni histórica, ni religiosa. El racista "común", simplemente está errado y se le deben abrir los ojos; y los racistas convencidos son escoria, independientemente de los gloriosos colores o mitos con los que quieran tapar su condición.

[1] Ásatrú. https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%81satr%C3%BA
[2] Arios. http://es.wikipedia.org/wiki/Arios#La_raza_aria_y_la_gen.C3.A9tica
[3]Hiperbórea. http://es.wikipedia.org/wiki/Hiperb%C3%B3rea
[4] Tracia. http://es.wikipedia.org/wiki/Tracia
[5] Varego. http://es.wikipedia.org/wiki/Varego
[6] Época vikinga. http://es.wikipedia.org/wiki/%C3%89poca_vikinga
[7] Xenofobia. http://es.wikipedia.org/wiki/Xenofobia

1 comentario:

  1. Ante todo, felicidades por el artículo y el blog, es importante que la gente le dé un poco a la sesera...
    En segundo lugar, me parece una temática de lo más interesante. El racismo es una realidad enquistada y que a menudo se disfraza de tradición, ironía o a veces también nos muestra su cara más cruel en Skinheads o calaña peor... Pero lo más interesante que saco en claro tras esto es cómo una religión, una idea, o una corriente filosófica puede pervertirse tanto para pasar a ser un arma en manos de unos cuantos... Una herramienta de alienación ...
    Y de ahí también la importancia de una sociedad culta, librepensadora, una sociedad con ideas propias, con cierto nivel intelectual no se deja perturbar por semejantes ideales.
    La crisis actual y la sociedad tan pobre en la que vivimos son el caldo de cultivo perfecto para que vuelvan a resurgir las ideas extremistas...
    En fin, lo dicho, felicidades por el blog y te animo a que continúes escribiendo.

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