miércoles, 26 de junio de 2013

Lo que el Estado debería ser

Es un debate continuo entre defensores del socialismo y del liberalismo la importancia de las decisiones de los individuos y hasta dónde debe ser limitada la libertad de éstos para que no interfieran o se impongan a la sociedad. Obviamente es un debate muy difícil de solucionar porque, ¿qué prima antes? ¿El bienestar de la sociedad en su conjunto o el de los individuos? De hecho, ¿podemos hablar de "bienestar social", al no ser la sociedad un ente en sí misma, si no el resultado de un conjunto de individuos?
En este punto encontramos que dos de los más grandes filósofos de la historia, dos de los maestros de la sospecha, chocan frontalmente: Marx y Nietzsche.

Todos conocemos el planteamiento marxista del comunismo: la búsqueda de la igualdad en todos los individuos, dueños del producto de su trabajo, y la eliminación de las clases sociales como fin de la Historia, cuyo motor es la lucha entre las distintas clases que han aparecido a lo largo de ella y que, para él, tiene su culmen en la lucha entre los burgueses y el proletariado de la sociedad capitalista.
Sin embargo, Marx también contemplaba, en la última fase del comunismo, la eliminación de cualquier tipo jerarquía o Estado, y los individuos en su conjunto se gobernaban; por lo tanto, la "sociedad" también acaba con el Estado para los comunistas. También me gusta destacar el aspecto lineal de la Historia según Marx: al final todo terminará con la desaparición de las clases.

Nietzsche, sin embargo, aboga por el máximo individualismo, la clara diferencia entre hombres superiores e inferiores (y los primeros deben acabar con los segundos); y la continua y eterna guerra durante toda la historia, que el contemplaba como cíclica, interminable y que siempre se volvía a repetir. 
También odia al Estado, aunque estamos hablando de los Estados modernos del siglo XIX, la mayoría de los cuales aún son monarquías autoritarias en las que se produce el auge de los nacionalismos, los cuales también desprecia, pues el filósofo no tolera ninguna idea de conjunto sea "Nación" o "Raza" (lo cual deja de manifiesto que para nada se identificaba con el ideal Nazi). 
La filosofía de este autor es muy visceral, y a veces incluso inclemente, con ideas como la imposición de los fuertes sobre los débiles a toda costa, aunque, eso sí, para luchar contra el sentimiento de "rebaño" impuesto por el cristianismo y religiones judaicas durante siglos. Sin embargo, sería imposible desarrollar una sociedad con lo que ello implica (cultura, solidaridad, progresos técnicos, etc...), si los individuos nos dedicáramos a sobrevivir y a tratar de imponernos los unos a los otros de forma constante.
Si bien es cierto que estoy totalmente de acuerdo con él en que la historia es cíclica: la propia naturaleza nos lo muestra día a día, pues la evolución no es si no una continua escalada por la supervivencia de las distintas especies en las que intentan imponerse unas sobre otras.

Un filósofo que apoya claramente la idea de Estado es Rousseau, en base a que éste constituía un "Contrato Social" entre los gobernantes y el pueblo por el que unos y otros establecían un pacto de acuerdo mutuo en pos de ambas partes. Pese a todo, Rousseau consideraba "indeseable" las protestas de los ciudadanos si los poderes rompieran el acuerdo, por lo que el autor deja mucho que desear en cuanto a los derechos humanos y sociales.

Sin embargo, y vuelvo a repetir, estos pensadores son de una época en la que los Estados eran las posesiones de reyes, y eso incluía a su población, por lo que estaban sometidos a la voluntad de un sólo individuo. 
Pero a día de hoy, los Estados son supuestamente democráticos, herramientas del pueblo para gobernarse a través de unos representantes. Todos sabemos lo falso que es esto, puesto que nuestros gobiernos responden sólo a los intereses de unos pocos: los grandes capitales, los capitalistas de los que Marx nos avisó, que conseguirían implantar un capitalismo globalizado en el cual podrían someter a la clase obrera. Yo creo que lo clavó.

Entonces, es cierto que el Estado ahoga muchas veces a los individuos, pero suelen ser los gobiernos más conservadores, con ideales y dogmas religiosos de siglos y milenios pasados, los que más oprimen a la población con tal de crear un clima de "Unidad" o, mejor dicho, de "homogeneidad del pensamiento". Pero claro, no son si no personas (unas cuantas, no más de miles) muy poderosas las que se encargan de que esto sea así, puesto que no les interesa un pueblo fuerte que les limite su poder o nuevos individuos sobresalientes que les pongan en jaque.

Así que, de nuevo lo vemos claramente: los poderosos no entienden de ideologías, sólo buscan su máximo beneficio. Por el lado económico defienden un liberalismo extremo, para que sus movimientos e ingresos no tengan trabas ni gravámenes; y el por el lado social lo peor de un Estado opresor y autoritario, recurriendo al fascismo siempre que les es necesario como ya se ha visto a lo largo de la historia, financiando a monstruos como Hitler ("Negocios son negocios: Los empresarios que financiaron el ascenso de Hitler al poder
", Daniel Muchnik) o Pinochet (ayudado en el aspecto económico por Milton Friedman y sus "Chicago Boys").

Además, los "des-gobernantes" que tenemos han provocado justo lo que ellos querían: el pueblo siente un total rechazo hacia el Estado, viéndolo como enemigo y opresor; como no podía ser de otra manera con el trato recibido.

Y aquí es donde se debe actuar. El pueblo, todos nosotros, debemos recuperar y tomar el Estado como nuestro y volver a ser conscientes de que el Estado, somos todos. 
El Estado debe ser la herramienta que reúna los esfuerzos y los intereses de la mayoría de los individuos con objetivos y deseos comunes, y que sirva de balanza y contraposición al poder de unos pocos. Debe ser lo que nos permita defendernos de los terroristas financieros y, lo más importante, que nos permita ser felices.

Porque, si bien es cierto, como dice la teoría individualista, que cada uno tenemos nuestros propios intereses y objetivos y, por lo tanto, distintas maneras de ser felices; ése es precisamente el principal objetivo del ser humano: ser feliz. Y yo diría que incluso por encima del deseo a vivir, pues no pocas personas se han quitado la vida ante la imposibilidad de conseguir sus sueños.
Bien es verdad que nos educan en el miedo a la muerte y en la apatía: es mejor vivir de cualquier manera que morir en pos de un sueño. Y ésta es una de las principales críticas de Nietzsche con la que estoy total y profundamente de acuerdo.

¿Si nunca jamás puedes aspirar a la felicidad, de qué te sirve tu vida? ¿Para ser un esclavo? ¿Un borrego? ¿Te basta con comer y respirar aunque te veas relegado a ser un engranaje más en el sistema capitalista que nos domina?

Otro punto que parecería que en principio tenemos todos los seres humanos es el deseo a reproducirnos. Sin embargo, ésto, que es lo más básico y el principal objetivo de la vida (pues tus genes "desean" replicarse a toda costa); es rechazado por dos colectivos tan
 enfrentados, a veces y por desgracia, como los homosexuales y el clero; que anteponen sus sentimientos y creencias, es decir, lo que les hace felices, a una necesidad tan primitiva.
Y no sólo éstas personas, si no los cientos de miles que a lo largo de la historia han muerto, muchísimos de ellos son jóvenes sin descendencia alguna, en pos de ideales, para que éstos sobrevivieran: podemos hablar de una preferencia a reproducirse "intelectualmente" (que aquello en lo que creo sobreviva para las generaciones futuras), a biológicamente.

Entonces, resumiendo: el Estado debe ser una herramienta al servicio del pueblo, constituido por la mayoría de los individuos, cuyo máximo interés y objetivo común es ser felices.

¿Qué es necesario para conseguir esto?

Principalmente, y repito otra vez, que el Estado sirva al pueblo, por lo tanto deben fomentarse sistemas de gobiernos democráticos con mayor participación ciudadana y que permitan un mayor control de los gobernantes.

Por otro lado, es cierto que el individuo acaba donde empieza el Estado, por lo que lo ideal es que las leyes no sean restrictivas en temas sociales; es decir, que se permitan todas los actos y alternativas siempre y cuando no dañen a los individuos. Por ejemplo, en el tema del aborto, la elección es libre y de la mujer, tanto si quiere como si no; pero, a su vez, el médico tiene derecho a la objeción de conciencia para practicarlo o no, así como los colectivos antiabortistas tienen derecho a hablar y convencer a través de la palabra. Lo que debe estar prohibido es convertir las creencias de unos pocos en ley.

Otro punto de interés es el tema salarial y de igualdad económica. Hay que garantizar un mínimo para todo el mundo, pero no tratar a todos por igual; déjenme que me explique.
Es el objetivo de toda la sociedad, que todos las personas que la constituyen tengan sus necesidades básicas cubiertas; y en este punto me declaro totalmente a favor del ideal comunista. Sin embargo, hay distintos trabajos y personas, con diferentes dificultades y, sobre todo, responsabilidades. No es ya un tema de estudios y diplomas, si no de lo delicado que es el objeto que trata cada individuo. No tiene la misma responsabilidad un presidente de gobierno que un barrendero, creo que es bastante obvio y evidente; pero está también claro que ambos cumplen una función necesaria para la sociedad. Ergo, ambos deben tener sus necesidades cubiertas, pero el primero debe tener derecho a algo más por su labor.
En este punto, creo que la solución se haya en la idea de la Economía del Bien Común de Christian Felber, que contempla la idea, no sólo de una salario mínimo, si no de un salario máximo. 
Porque no puede existir igualdad social si las diferencias entre los de arriba y los de abajo son abismales, pero tampoco puede existir felicidad individual si una persona no cree que su trabajo está lo bastante recompensado. Hay que buscar el equilibrio.
Y ojo, a los individuos más sobresalientes tampoco les interesa una enorme desigualdad, aunque esto parezca contradictorio: porque pondrán de nuevo en marcha la lucha de clases y pueden perderlo todo.

Por último, y quizás lo más complejo, es cambiar el concepto de felicidad. Aunque esto parezca contradictorio con respetar la idea de respetar las decisiones individuales, yo no lo creo: porque millones de personas repitan una mentira no la convierten en verdad. Y es que, el problema de fondo y que arrastramos es que nos han educado durante siglos, y el capitalismo se ha encargado de explotar al máximo, que lo que nos hace felices es tener cosas. Si no tienes un coche más rápido, una casa más grande y el último ordenador no eres nadie; y si para colmo no son mejores que el de tu vecino no sólo no eres nadie si no que eres peor.
Nos muestran sueños inalcanzables como paraísos urbanísticos como Dubai, lujos como coches de oro y mansiones de ensueño y nos dicen "esto es posible gracias al capitalismo, en el comunismo estaríais en la más absoluta pobreza". Pero no nos cuentan el precio de todo ello, que es la explotación, y podríamos decir esclavitud, de millones de personas de todo el mundo, y el expolio de los recursos naturales de los países tercermundistas. Es por eso que defiendo que el socialismo debe ser internacional, aunque esto es otro tema.
Jamás una persona podrá conseguir tales lujos con el fruto de su propio trabajo, y eso debemos enseñarlo. Sin la mano de obra infantil un jeque no tendría lo que tiene, y sin que un obrero se muera por no tener las protecciones reglamentarias un pez gordo de las inmobiliarias no su hubiera hecho de oro durante la burbuja. Debemos mostrar la crueldad de este sistema y repudiar que alguien sufra para que otro, no ya sobreviva, si no que gane algún punto porcentual más en bolsa.
¿Acaso no se puede ser feliz en un Estado dónde no sufras penurias? ¿No se puede ser feliz sin coche, si existe un servicio público que te permita desplazarte con comodidad?
No se trata de ser conformistas (que es como somos ahora mismo), si no de aprender a decir "basta, ya tengo todo lo que necesito".

Y creo que esta es la idea de Estado a la que debemos aspirar. Un Estado que no nos contemple como rebaño, si no como individuos colaborando juntos en aras de un bien mayor,  y que, a su vez, nos permita ser felices de forma independiente.

2 comentarios:

  1. Buena disertación. Veo que has querido, quizás, abarcar demasiados temas pero como introducción no está nada mal. Me pasaré por aquí de vez en cuando :)

    Ahora sobre lo que has dicho, pues considero que todos los modelos de sociedad que has citado están obsoletos.
    Obviamente pueden ser usados para inspirar nuevas ideologías que es lo que nos falta, y esta mezcla de individualismo y socialismo parecen dos ingredientes que de por sí no combinan sin una buena argamasa.

    Yo personalmente iría mucho más atrás a "La República" de Platón donde se nos da una ligera idea de la meritocracia lo cual quizás, desde mi humilde punto de vista, podría unir estos ingredientes para que se equilibren.

    Pues de esta forma se conseguiría un "equilibrio social" en cuanto a que ciertos sectores de responsabilidad apoyados por un "individualismo académico" (Término que veo correcto para describir una idea de individualismo del más fuerte desde un punto de vista intelectual) puedan y deban delimitar las vías del progreso de la sociedad en su conjunto.

    No sé es una opinión como otra cualquiera así incentivo el debate ;)

    Un saludo y suerte con el blog

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    1. Hola Negro, gracias por tu comentario antes que nada.

      Sí que ha sido demasiado extenso y amplio, pero entre que quería introducir ideas y conceptos, y que tenía ganas de escribir me he explayado en exceso XD

      Tienes razón en que ambos sistemas están obsoletos, ya que ninguno de ellos han conseguido ninguno de sus objetivos (porque ni ha existido capitalismo puro, ni hemos llegado a la última fase del comunismo), ni han satisfecho todas las necesidades de sus habitantes; si bien el comunismo de la URSS al menos mantuvo un mínimo de equidad, y mientras existió la amenaza del socialismo, los capitalistas se portaron bien, creando el "Estado de Bienestar" que hemos conocido dando su últimos coletazos: ya no disimulan, y se ve claramente que volvemos al siglo XIX. En cuanto a este punto, creo que ya conoces la idea de la Economía del Bien Común, que a mí me parece bastante sensata, deseable y, lo mejor de todo, aplicable.

      No sé si la meritocracia impuesta como ley u orden social funcionaría porque, ¿quiénes elegirían los baremos o criterios dignos de mérito?

      Yo, por otro lado, tengo muchísima fe en la educación, pues es la base de toda sociedad y de los individuos que la componen. Porque, ¿quién no se ha metido con el empollón de la clase? Mientras esto siga siendo así, y los mediocres tiren hacia abajo de los sobresalientes (y no me refiero a los ricos, precisamente) la sociedad despreciará y desperdiciará a los más capaces.

      Por eso no creo en un Estado como el planteado por Platón, en el que los "sabios" sean los que gobiernen por ley, porque la ley no hace la cultura; si no en un régimen democrático, los ciudadanos por voluntad propia los eligieran; y, repito, eso se haría a través de la educación.

      Muchísimas gracias por tu comentario y espero que sigas visitando el blog

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